Cuando era pequeña creía que las nubes se podían coger con botes de crsital. Por eso cuando iba a pistas y a mitad de camino nos cogía la niebla siempre lamentaba no llevar el bote que tenía preparado en casa para coger las nubes y llevarmelas a casa de recuerdo.
También, y como muchos niños, creía que Santa Claus existía, de hecho pensaba que venía a mi casa todas las navidades y se peleaba con mi abuelo, que por supuesto hacía un falso teatrillo en el hall de casa.
Pero Santa Claus en realidad nunca penso regalarle nada a nadie. De hecho lo quería todo para él.
Santa nació en un pueblo llamado Patará, en Asia Central. El se crió entre 32 niños más y como era de esperar, el padre no identificaba correctamente a Santa y siempre lo confundia con cualquiera de sus hermanos, a parte de la ceguera que tenía en el ojo izquierdo. A Santa se le hizo muy dificil la infancia. Pesaba 90kg a los 10 años y ya le empezaba a salir la barba. En el colegio ni siquiera le entraba el culo en la silla, por lo que los niños de clase se reían de él. En casa también había problemas. La madre de Santa creía q su hijo tenía q comer más que los demás, asique dejaba a los otros 32 niños con un par de guisantes manchados de tomate. Después de cada comida a Santa lo sacaban al jardín entre los hermanos y lo echaban río abajo para que flotara como una bolla y de vuelta el niño hiciera ejercicio. Hasta que un día Santa decidió irse de casa por malos tratos.
Para alimentarse se colaba todas las noches a traves de las chimeas en casas agenas para vaciar sus despensas. Y como símbolo de agradecimiento a todos les dejaba flores silvestres.
Para alimentarse se colaba todas las noches a traves de las chimeas en casas agenas para vaciar sus despensas. Y como símbolo de agradecimiento a todos les dejaba flores silvestres.
Hasta que un día cogieron a Santa con las manos en la masa y le prohibieron la entrada al pueblo.
Santa cada 25 de noviembre (no se muy bien porque ese día) les dejaba un regalito muy especial a cada casa del poblado. Ya os podeis imaginar cual.
Así pues, se creo la costumbre de poner un pino y los regalos compensando toda la comida que consumía Santa Claus aquella noche.
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