¿ me prestas tu zeppelin ?

Realmente la cabeza no la vas a perder nunca. Lo que vas a perder va a ser siempre todo lo demás.
Crees necesitar una cosa, para salir de casa, para caminar, para vivir... pero llega un día en el que esa cosa es lo último que se te pasa por la cabeza.
Para ser fin de exámenes no está nada mal dejarte las zapatillas por ahí, el reloj bihoral azul a saber dónde y el móvil en casa del despiste personificado.
Lo cierto es que yo me bebería ahora mismo 8 litros de agua de golpe e incluso me comería otro kebab escuchando el ruido que hacen unas cuantas piedritas entre las manos.
Y luego llega un punto en el que la concentración hace que no escuches más que una si, dos no, una si, canciones, esta última escuchada sólo por el hecho de cambiar mentalmente el tema por la pregunta, ¿ qué leches estoy escuchando ?

También llega el punto en el que te planteas leerte todas las leyes de Murphy para darte cuenta de que no hay nada tan malo que no pueda empeorar.

Ahora buscaré un regalo para regalarlo y que se me regale.

You all.