Te cansas de que todo sea siempre parecido, de que no haya variación perceptible alguna en tu vida. Y aún el día en el que hay novedades atípicas notables, vuelves y todo sigue tan igual que te has cansado de repente. Y luego van y te borran todas las anotaciones sobre la mesa. Aburrimiento a rabiar. Hasta el semaforo averiado lleva intentando dar señales de agonía a través de intermitencias en su segundo color durante ya unas semanas y nadie parece darse cuenta de ello.
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