Tras la pérdida de su concha, el caracol la volvió a encontrarla a una distancia de 4 horas en avión transoceánico y 6 de escala.
Y así dejó al saltamontes sin despedida, cruelmente, por la inexistencia de la teletransportación. Hecho completamente derivado de la incompetencia científica de hoy en día.
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