Encontré una muñeca semidesnuda en un trastero ageno.
Su tronco estaba separado de sus piernas, y alguien se había llevado sus manos. Tenía la boca y los ojos arañados y lucía una melena corta como recién salida del agua. Llevaba puesto un provocador biquini rosa que en su tiempo seguramente dejó a más de un maniquí sin aire.
Pude imaginar que fue olvidada y destinada al desuso por escándalo público.
Curiosamente, su color de uñas se mantuvo sin descascarillarse largo tiempo.
Empezo a parecer estar aburrida.
Echar en falta a una persona por la ausencia de tus calcetines favoritos no es ninguna casualidad.
Hay distancia, ya no hay distancia.
Sólo breves minutos en la unidad temporal.
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iDeas corrovorativas al planteamiento visual subjetivo de un niqui.
S/n, ma-.
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